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Viajeroholic

Navegando por el Adriático.



En este post les voy a contar mi experiencia navegando en un velero por las islas de Croacia. Debo confesar que me daba un poco de miedo esta aventura ya que suelo marearme cuando viajo en barco , pero terminó siendo una de las mejores experiencias que he tenido viajando. Lo ideal es rentar el barco por una semana, pero nosotros no teníamos esa cantidad de días ya que íbamos a visitar otros destinos en este viaje, por lo que nos resultó difícil conseguir quien nos rentara un velero por 3 días en pleno mes de julio, después de mucho buscar conseguimos finalmente el barco. El alquiler de un velero, catamarán o yate lo pueden hacer de 2 maneras: con capitán o si Uds saben navegar y tienen brevet lo pueden alquilar sin capitán, pero ahí serán responsables 100% del barco. En nuestro caso eramos 8 personas y ninguno tenia brevet por lo que lo alquilamos con capitán incluido.

Nuestra primer parada en Croacia fue en Dubrovnik, por lo que allí rentamos 2 autos y nos fuimos por carretera hasta Split (puerto del que salíamos con el barco). El trayecto de Dubrovnik a Split es de 200 km y se hace en casi 3 horas, ya que los primeros 90 km es una ruta con muchas curvas y transito en ambos sentidos, luego cambia a una autopista super moderna que nos llevó hasta Split. Antes de llegar a Split paramos en un supermercado en la ruta para comprar todo lo que necesitábamos para esos tres días. Nos resultó muyyy barato el supermercado. Una vez que llegamos a Split nos dirigimos al puerto, dejamos allí los autos estacionados por los tres días y bajamos con una valija pequeña cada uno ya que en el barco los espacios son reducidos.

Una vez que teníamos todo cargado en el barco partimos rumbo a nuestra primera parada que era la Marina de Palmizana frente a la isla de Hvar (unas 4 horas de navegación) en las Islas Paklinski. Una cosa importante que hay que hacer (sobre todo en alta temporada) es reservar los muelles con anticipación. Un amarre en un muelle está entre 140 y 200 euros la noche. Hay tres maneras de parar el barco para dormir: en una marina (que es lo mas recomendable ya que es donde el barco se mueve menos), en una boya o tirando el ancla en algún lugar que elijan. Como el puerto de Hvar es muy pequeño y exclusivo para grandes yates, nos recomendaron reservar Marina Palmizana, que esta frente a Hvar y desde allí tomamos un taxi boat que nos cobró 20 euros por persona y en 15 minutos estábamos en Hvar.

Hvar es una isla preciosa, con mucha vida nocturna (se la conoce como la Ibiza Croata), con un pequeño casco antiguo repleto de bares, restaurantes y tiendas, y con una impresionante fortaleza en una ladera bien arriba del centro.


Sobre la medianoche nos vino a buscar el taxi boat para llevarnos nuevamente a la Marina a descasar. Al día siguiente salimos temprano a navegar y fuimos parando en diferentes calas, a cual de todas mas espectacular!


Al caer la tarde nos fuimos rumbo a la isla de Brac, elegimos la Marina Milna para pasar la noche.

Milna es un pueblo de cuento de hadas, tranquilo, tipo medieval, impecable y super pintoresco, al igual que Hvar con una rambla repleta de restaurantes y tiendas. Muy pequeña por lo que es muy fácil recorrerla a pie.


A la mañana siguiente salimos temprano para recorrer la costa de Brac, pasando por Bol, su capital y la famosa playa Zlatni Rat (Cuerno de Oro) , que desde el agua no se aprecia como desde el aire.

Seguimos navegando un rato por toda la costa de Brac.


Luego nos fuimos a buscar mas calas donde parar a almorzar y bañarnos.



Al final de la tarde emprendimos el regreso hacia el puerto de Split. Estuvimos un par de horas recorriendo Split, me pareció precioso, es una ciudad grande, pero tiene todo lo que hay que ver sobre la rambla y su casco histórico, por lo que en ese par de horas nos dio bien para recorrer la ciudad.





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